Me dejé caer en mi asiento y suspiré, mientras intentaba controlar el
cosquilleo que sentía en los muslos. Me concentré en el cálculo y, cuando la clase
acabó, vi a Adrian de pie, apoyado contra la pared, junto a la puerta.
—Adrian —dije, decidida a no reaccionar como él esperaba que lo hiciera.
—Sé que estás con él. No tiene que violarte delante de la clase entera por mí.
Me paré en seco y me preparé para atacar.
—Entonces quizá deberías parar de contar a tus hermanos de la fraternidad
que te sigo llamando. Estás forzando las cosas demasiado, y no me darás ninguna
lástima cuando te patee el culo.
Arrugó la nariz.
—¿Te estás oyendo? Has pasado demasiado tiempo con Pedro.
—No, esta soy yo. Es solo un lado de mí del que no sabes nada.
—No se puede decir que me dieras exactamente una oportunidad, ¿no?
—suspiró.
—No quiero pelearme contigo, Adrian. Simplemente no funcionó, ¿vale?
—No, no vale. ¿Crees que me gusta ser el hazmerreír de Eastern?
Apreciamos a Pedro Alfonso porque nos hace quedar bien. Usa a las chicas y las
deja tiradas, de manera que hasta el mayor capullo de Eastern parece un príncipe
azul a su lado.
—¿Cuándo vas a abrir los ojos y te vas a dar cuenta de que ahora ha
cambiado?
—No te quiere, Pau. Eres un juguete nuevo y reluciente. Aunque, después
del numerito que ha montado en clase, supongo que ya no eres tan reluciente.
Le pegué una sonora bofetada antes de darme cuenta de lo que había hecho.
—Si hubieras esperado dos segundos, podría haberte ahorrado el esfuerzo,
Paloma —dijo Pedro, interponiéndose.
Lo cogí por el brazo.
—Pedro, no.
Adrian pareció perder la calma, mientras una silueta roja perfecta de mi
mano se dibujaba en su mejilla.
—Te había avisado —dijo Pedro empujando a Adrian violentamente contra
la pared.
Las mandíbulas de Pedro se tensaron y me fulminó con la mirada.
—Considera esto el final, Pedro. Ahora veo que estáis hechos el uno para el
otro.
—Gracias —dijo Pedro, pasándome el brazo por encima de los hombros.
Adrian se apartó de la pared y rápidamente dobló la esquina para bajar las
escaleras, asegurándose con una rápida mirada de que Pedro no lo seguía.
—¿Estás bien? —preguntó Pedro.
—Me pica la mano.
Sonrió.
—Menudo mal genio, Paloma. Estoy impresionado.
—Probablemente me demandará y acabaré pagándole la matrícula de
Harvard. ¿Qué haces aquí? Pensaba que nos veríamos en la cafetería.
Levantó uno de los lados de la boca en una sonrisa traviesa.
—No podía concentrarme en clase. Todavía siento ese beso.
Miré hacia el pasillo y después lo miré a él.
—Ven conmigo.
Juntó las cejas y sonrió.
—¿Para qué?
Caminé hacia atrás y tiré de él hasta que sentí el manillar de la puerta del
laboratorio de Física. La puerta se abrió y miré detrás de mí para comprobar que
estaba vacío y a oscuras. Tiré de su mano, riéndome por su expresión confusa, y
después cerré la puerta, empujándolo contra ella.
Lo besé y se rio.
—¿Qué haces?
—No quiero que por mi culpa no puedas concentrarte en clase —dije, antes
de besarlo de nuevo.
Me levantó y lo envolví con las piernas.
—No estoy seguro de qué haría sin ti —dijo, sujetándome con una mano,
mientras se desabrochaba el cinturón con la otra—, pero no quiero averiguarlo
jamás. Eres todo lo que siempre he querido, Paloma.
—Acuérdate de eso cuando me quede con todo tu dinero en la siguiente
partida de póquer —dije, mientras me quitaba la camiseta.
Gracias x subir 5 caps!!! Buenísimos!!!
ResponderEliminarGeniales los capitulos,me encantaron!!!
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