TRILOGIA:LA PRIMER PARTE CONTADA POR PAULA,LA SEGUNDA POR PEDRO Y LA TERCERA EN UN MOMENTO ESPECIFICO DE SUS VIDAS
viernes, 30 de mayo de 2014
CAPITULO 205
La expresión de Paula se transformó de sorpresa a ira. —Es bueno ver que te sientes como tu viejo yo, Pepe.
—Ya nos íbamos —gruñó Rosario, tomó la mano de Paula mientras pasaban frente a Aldana y a mí.
Me tomó un momento reaccionar, pero bajé las escaleras notando por primera vez el Honda de Rosario. Una serie de improperios corrieron por mi mente.
Sin pensarlo, tomé con un puño el abrigo de Paula—¿A dónde vas?
—A casa —espetó tirando de su abrigo enojada.
—¿Qué estabas haciendo aquí?
La nieve acumulada crujía bajo los pies de Rosario mientras caminaba para ponerse detrás de Paula, y de repente Valentin estaba a mi lado, mirando cautelosamente a su novia.
Paula levantó su barbilla. —Lo siento. Si hubiera sabido que estarías aquí no habría venido.
Metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta. —Puedes venir cuando quieras, Paloma. Nunca quise que te alejaras.
—No quiero interrumpir —dijo mirando a lo alto de las escaleras, donde Aldana estaba viendo el espectáculo—. Disfruta de la velada —dijo dándose la vuelta.
La agarré del brazo. —Espera, ¿estás enfadada?
Ella tiró de su abrigo para zafarse de mi agarre. —Sabes —se río una vez—ni siquiera sé por qué me sorprende.
Se podría haber reído, pero tenía odio en los ojos. No importaba lo que hacía —seguir adelante sin ella o estar en mi cama agonizando sobre ella— me habría odiado de todas maneras.
—No puedo ganar contigo. ¡Nunca hago nada bien contigo! Me dices que lo has superado… ¡Me siento malditamente miserable con esto! Tuve que romper mi teléfono en mil pedazos para evitar llamarte a cada minuto de cada maldito día.He tenido que aparentar que todo estaba bien en la escuela para que puedas ser feliz… y ¿estas jodidamente enojada conmigo? Me rompiste el jodido corazón —grité.
—Pedro, estás borracho, deja que Paula se vaya a casa —dijo Valentin.
Agarré a Paula de sus hombros y la atraje hacia mí mirándola a los ojos. —¿Me quieres o no? ¡No puedes seguir haciéndome esto, Paloma!
—No vine aquí para verte.
—No la quiero a ella —dije mirando sus labios—. Sólo estoy tan jodidamente triste, Paloma—Me incliné para besarla, pero agarró mi barbilla y me sostuvo lejos.
—Tienes su lápiz labial en tu boca, Pedro —dijo disgustada.
Di un paso atrás y levanté mi camisa limpiándome la boca. Manchas rojas hicieron imposible que lo negara. —Sólo quería olvidar. Sólo por una maldita noche.
Una lágrima se derramó por la mejilla de Paula, pero rápidamente la limpió.
—Entonces no dejes que te lo impida.
Se volteó para irse, pero la sostuve del brazo nuevamente.
Una mancha rubia de repente estaba en mi cara, atacando y golpeándome con pequeños pero rabiosos puños.
—¡Déjala en paz, bastardo!
Valentin agarró a Rosario, pero lo quitó de su camino, dándome una bofetada. El sonido de su mano contra mi mejilla fue rápido y fuerte, me estremecí.
Todo el mundo se quedó inmóvil por un momento, sorprendidos por la repentina rabia de Rosario.
Valentin agarró de nuevo a su novia, sosteniendo sus muñecas y metiéndola en el Honda.
Ella luchó contra él violentamente, su pelo rubio volaba mientras trataba de escapar.
—¿Cómo pudiste? Ella se merece alguien mejor que tú, Pedro.
—Rosario, ¡PARA! —gritó Valentin, más fuerte de lo que jamás lo había escuchado.
Sus brazos cayeron a su lado mientras miraba a Valentin con disgusto. —¿Estás defendiéndolo?
Aunque estaba asustado como el infierno, se mantuvo firme.
—Paula terminó con él. Sólo está tratando de seguir adelante.
Los ojos de Rosario se estrecharon y sacó el brazo de su agarre. —Bueno, entonces por qué no vas a encontrar una PUTA cualquiera—miró a Aldana—, del Red y la traes a casa para follar, y luego me haces saber si te ayudó a olvidarte de mí.
—Ro—Valentin trató de agarrarla, pero lo esquivó cerrando la puerta mientras se sentaba detrás del volante. Paula abrió la puerta y se sentó a su lado.
—Bebé, no te vayas —suplicó Valentin inclinándose en la ventana.
Rosario arrancó el coche. —Hay un lado correcto y uno incorrecto aquí, Valen. Y estás en el lado equivocado.
—Estoy en tu lado —dijo con los ojos desesperados.
—Ya no, no lo estás —contestó retrocediendo.
—¿Rosario? ¡Rosario! —gritó Valentin.
Cuando el Honda se perdió de vista, Valentin se dio vuelta respirando con dificultad.
—Valentin yo…
Antes de que pudiera decir una palabra, me dio un puñetazo en la mandíbula.
Toqué mi cara y luego asentí, me lo merecía.
—¿Pedro? —me llamó Aldana desde las escaleras.
—La llevaré a casa —dijo Valentin.
Vi las luces del Honda hacerse más pequeñas, como si Paula estuviera cada vez más lejos de mí. Sentí un nudo en la garganta. —Gracias.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario