TRILOGIA:LA PRIMER PARTE CONTADA POR PAULA,LA SEGUNDA POR PEDRO Y LA TERCERA EN UN MOMENTO ESPECIFICO DE SUS VIDAS
lunes, 7 de abril de 2014
CAPITULO 32
El techo era de burbujas rosadas y negras, puesto que cada pulgada estaba
cubierta de globos de helio, con largas cuerdas plateadas que colgaban sobre las
caras de los invitados. Estos se separaron y Pedro se acercó a mí con una amplia
sonrisa, me cogió por ambos lados de la cara y me besó la frente.
—Feliz cumpleaños, Paloma.
—No es hasta mañana —dije.
Todavía conmocionada, intenté sonreír a todos los que me rodeaban.
Pedro se encogió de hombros.
—Bueno, como te habían avisado, tuvimos que hacer algunos cambios de
última hora para sorprenderte. ¿Lo hemos conseguido?
—¡Desde luego! —dije, mientras Jeremias me abrazaba.
—¡Feliz cumpleaños, nena! —dijo Jeremias, mientras me daba un beso en los
labios.
Rosario me dio un codazo suave.
—Menos mal que te he llevado conmigo o ¡te habrías presentado aquí con
un aspecto horrible!
—Tienes un aspecto genial —dijo Pedro, dando un repaso a mi vestido.
Benjamin me abrazó y juntó su mejilla contra la mía.
—Y espero que sepas que la historia de America de que «Benjamin da
escalofríos» era solo un cuento para traerte aquí.
Miré a Rosario y me sonrió.
—Funcionó, ¿no?
Después de que todo el mundo me abrazara y me felicitara por turnos, le
dije a Rosario al oído:
—¿Dónde está Adrian?
—Vendrá más tarde —me susurró ella—. Valentin no ha conseguido avisarlo
hasta esta misma tarde.
Benjamin subió el volumen de la música y todo el mundo gritó.
—¡Ven aquí, Pau! —dijo él, dirigiéndose hacia la cocina. Puso en fila unos
vasos de chupitos sobre la encimera y sacó una botella de tequila del bar—. Feliz
cumpleaños de parte del equipo de fútbol, nena. —Sonrió mientras llenaba cada
vasito hasta arriba de Patron—. Así celebramos los cumpleaños nosotros: si
cumples diecinueve, te sirven diecinueve chupitos. Puedes bebértelos o dárselos a
alguien, pero cuantos más bebas, más de estos conseguirás —dijo, mientras agitaba
un puñado de billetes de veinte.
—¡Oh, Dios mío! —grité.
—¡Bébetelos todos, Paloma! —dijo Pedro.
Miré a Benjamin, suspicaz.
—¿Me darás un billete de veinte por cada chupito que me beba?
—Exactamente, peso pluma. A juzgar por tu tamaño, me atreveré a decir
que acabaremos perdiendo solo sesenta pavos al final de la noche.
—¡Repasa esos cálculos, Benjamin! —dije, mientras cogía el primer vaso, me lo
llevaba a los labios, echaba la cabeza hacia atrás para vaciarlo y, después, me lo
pasaba a la otra mano.
—¡Joder! —exclamó Pedro.
—Qué asco, Benjamin —dije, lamiéndome las comisuras de la boca—. Has
echado Cuervo, y no Patron.
La sonrisa petulante de la cara de Benjamin desapareció, movió la cabeza de un
lado a otro y se encogió de hombros.
—Ve a por él, pues. Tengo las carteras de doce jugadores de fútbol que
dicen que no podrás ni con diez.
Fruncí los ojos.
—Doble o nada a que puedo beberme quince.
—¡Eh! —gritó Valentin—. ¡Sería mejor que no acabaras hospitalizada el día
de tu cumpleaños,Pau!
—Puede hacerlo —dijo Rosario, mientras miraba fijamente a Benjamin.
—¿Cuarenta pavos el chupito? —dijo Benjamin, con mirada insegura.
—¿Tienes miedo?
—¡Demonios! ¡No! Te pagaré veinte dólares por chupito, y cuando llegues a
quince duplicaré el total.
—Así celebramos los de Kansas los cumpleaños —dije, antes de engullir
otro chupito.
Una hora y tres chupitos después, estaba en el salón bailando con Pedro. La
canción era una balada rock, y Pedro iba diciéndome la letra mientras bailábamos.
Al final del primer estribillo me tumbó hacia atrás, y dejé caer los brazos detrás de
mí. Volvió a incorporarme y suspiré.
—Ni se te ocurra hacer eso cuando pase de los diez chupitos —bromeé.
—¿Te he dicho lo increíble que estás esta noche?
Dije que no con un gesto y lo abracé, mientras apoyaba la cabeza en su
hombro. Me abrazó muy fuerte y ocultó su cara en mi cuello, haciéndome olvidar
cualquier cosa sobre decisiones o pulseras o mis diferentes personalidades; estaba
exactamente donde quería estar.
Cuando la música cambió a un ritmo más rápido, la puerta se abrió.
—¡Adrian! —grité, mientras corría a abrazarlo—. ¡Has conseguido venir!
—Siento el retraso, Paupy—se disculpó él, apretando sus labios contra los
míos.
—Felicidades.
—Gracias —dije, notando que Pedro nos miraba fijamente por el rabillo del
ojo. Adrian levantó mi muñeca.
—Te la has puesto.
—Te dije que lo haría. ¿Quieres bailar?
Dijo que no con la cabeza.
—Hum…, yo no bailo.
—Ah, vale, ¿quieres ver cómo me tomo mi sexto chupito de Patron?
—Sonreí, mientras levantaba mis cinco billetes de veinte dólares—. Duplicaré el
dinero si llego a quince.
—Eso es un poco peligroso, ¿no?
Me acerqué a su oído.
—Lo tengo controlado. He jugado a esto con mi padre desde que tenía
dieciséis años.
—Ah —dijo él, con el ceño fruncido en señal de desaprobación—. ¿Bebías
tequila con tu padre?
Me encogí de hombros.
—Era su manera de establecer lazos.
Adrian no parecía muy convencido cuando apartó la mirada de mí y repasó
a los asistentes a la fiesta.
—No puedo quedarme mucho tiempo. Me voy mañana temprano a un viaje
de caza con mi padre.
—Pues me alegro de que mi fiesta fuera esta noche, o no habrías podido
venir mañana —dije, sorprendida al oír sus planes.
Me sonrió y me cogió de la mano.
—Habría procurado volver a tiempo.
Lo arrastré hasta la encimera, cogí otro vaso de chupito y acabé con él,
dejándolo boca abajo sobre la encimera como había hecho con los cinco anteriores.
Benjamin me dio otros veinte dólares, y me fui bailando al salón. Pedro me cogió, y
bailamos con Rosario y Valentin.
Valentin me dio una palmada en el culo.
—¡Uno!
Rosario me dio otro azote en el trasero, y entonces toda la fiesta se unió,
excepto Adrian.
Cuando llegamos al decimonoveno, Pedro se frotó las manos. ¡Mi turno!
Me froté el trasero.
—¡Ve con cuidado! ¡Tengo el culo dolorido!
Con una sonrisa traviesa, levantó la mano hacia atrás por encima del
hombro. Cerré con fuerza los ojos. Al cabo de unos segundos, miré hacia atrás de
reojo. Justo antes de llegar a tocarme con la mano, se detuvo y me dio una suave
palmadita.
—¡Diecinueve! —exclamó.
Los invitados lo vitorearon, y Rosario inició una versión de borrachos del
Cumpleaños feliz. Me reí a carcajadas cuando llegó la parte en que decían mi nombre
y la habitación entera cantó «Paloma».
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buenísimos los capítulos,seguí subiendo!!!
ResponderEliminarBuenísimos los 3 caps!!!!
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