lunes, 9 de junio de 2014

CAPITULO 237



Paula 



Gotas de agua en mi piel, mezclándose con el protector solar y magnificando la textura de mí bronceado estómago. El sol caía sobre nosotras, y todos los demás en la playa,provocando una danza de calor en ondas en la parte superior de la arena entre los brillantes parches de toallas de playa.


—Señora —dijo el camarero, inclinándose con dos bebidas. El sudor goteaba de su piel oscura, pero sonreía—. ¿Lo carga a la habitación? 


—Sí, gracias —le dije, tomando mi margarita de fresa congelada y firmando el recibo.


Rosario tomó la suya y agitó el hielo con su pequeño pajita. —Esto. Es. El Cielo.


Todos nos merecíamos un poco de cielo para recuperarnos del año pasado.


Después de asistir a decenas de funerales, ayudar mucho a Pedro con su culpa, y  desplegar más preguntas de los investigadores. Los estudiantes que se encontraban en la lucha mantuvieron el nombre de Pedro fuera al hablar con las autoridades, pero los rumores se extendían, y tomó mucho tiempo para que la detención de Agustin fuera suficiente para las familias.



Tomó un montón convencer a Pedro para que no se entregara. La única cosa que parecía detenerlo era el que le rogase que no me dejara sola, y el saber que Marcos sería acusado por interferir en la investigación. Los primeros seis meses de nuestro matrimonio estaban lejos de ser fáciles, y nos pasamos un montón de largas noches discutiendo sobre lo que era correcto hacer. Tal vez era incorrecto para mí mantener a Pedro en prisión, pero no me importaba. No creía que era más culpable que cualquiera que había elegido estar en ese sótano esa noche. Nunca me arrepentiría de mi decisión, al igual que nunca me arrepentiría de mirar directamente a los ojos de ese detective y mentir hasta mis huesos para salvar a mi marido.


—Sí —dije, mirando el agua subir por la arena y luego retroceder—.Tenemos que agradecerle a Pedro. Estuvo en el gimnasio con el mayor número de clientes que pudo encajar alrededor de sus clases seis días a la semana de las cinco de la mañana hasta las diez de la noche. Todo esto fue gracias a él. Porque te aseguro que no fue el dinero de mis tutorías lo que nos trajo hasta aquí.  

—¿Agradecerle? ¡Cuando me prometió una boda real, no sabía que quería decir un año después!


—Rosario —la regañé, girándome hacia ella—. ¿Podrías ser más malcriada? Estamos en una playa, bebiendo margaritas congeladas en St. Thomas.


—Supongo que me dio un poco de tiempo para planificar tú despedida de soltera y la renovación de tus votos —dijo, tomando un sorbo.


Sonreí, girándome hacia ella. —Gracias. Lo digo en serio. Y esta es la mejor despedida de soltera en la historia de las despedidas de soltera.


Harmony se acercó y se sentó en la silla al otro lado de mí, su corto cabello castaño de duendecillo  brillaba bajo el sol. 
Sacudió el agua salada de él, para aligerarlo. —¡El agua está tan cálida! —dijo, empujando hacia arriba las gafas de sol de gran tamaño—. Hay un tipo allí que enseña a los niños a hacer windsurf . Está estúpidamente caliente.


—Tal vez puedes hablarle para que sea nuestro stripper más tarde —dijo Rosario, con la cara seria.


Carla frunció el ceño. —Rosario, no. Pedro estaría furioso. Paula, esta no es realmente una despedida de soltera, ¿recuerdas?


Rosario se encogió de hombros, dejando que sus ojos se cerraran detrás de sus gafas de sol. Aunque Carla y yo nos acercamos demasiado desde que me mudé, ella y Rosario aún no se hallaban en los mejores términos. Probablemente debido a que ambas decían exactamente lo que pensaban.


—Culparemos a Harmony —dijo Rosario—.Pedro no puede enojarse con ella. Tiene una deuda eterna con ella por dejarlo entrar a Morgan esa noche que se encontraban peleados.


—Eso no quiere decir que quiero estar en el lado equivocado de la rabia Alfonso—dijo Harmony, estremeciéndose.


Me burlé. —Sabes que él no ha arremetido en mucho tiempo. Tiene bajo control su ira ahora.


Harmony y yo compartimos dos clases ese semestre, y cuando la invité al apartamento para estudiar, Pedro la reconoció como la chica que lo dejó entrar a nuestro dormitorio. Como Pedro, su hermano también era miembro de la  fraternidad Sigma Tau, así que ella era una de las pocas chicas bonitas en el campus con la que Pedro no se había acostado.  

Pedro y Valentin estarán aquí mañana por la tarde —dijo Rosario—.Tenemos que hacer nuestra fiesta esta noche. No crees que Pedro esté sentado en casa sin hacer nada,¿verdad? Vamos a salir y vamos a jodidamente pasar bien el rato, te guste o no. 

—Eso está bien —le dije—. Simplemente sin strippers. Y no demasiado tarde. Esta boda tendrá público. No quiero verme con resaca.


Harmony levantó la bandera al lado de su silla, y casi inmediatamente un camarero vino.


—¿En qué puedo ayudarla, señorita? 

—Una piña colada, por favor.

—Por supuesto —dijo, retrocediendo.

—Este lugar es ostentoso —dijo Rosario.


—Y te preguntas por qué nos tomó un año ahorrar para esto. 

—Tienes razón. No debería haber dicho nada. Pepe quería que tuvieras lo mejor. Lo entiendo. Y fue agradable que mamá y papá pagaran mi pasaje. De seguro no habría sido capaz de llegar de otro modo.


Me reí. 

—Me prometiste que podía ser una dama de honor y hacer todo lo que me hiciste perder el año pasado. Los veo pagando como regalo de boda y regalo de aniversario para ti, y un regalo de cumpleaños para mí  todo en uno. Si me Preguntas, lo consiguieron barato.


—Todavía es demasiado. 

Paula, te quieren como a una hija. Papá está muy emocionado sobre caminar contigo hacia el altar. Déjalos hacer esto sin arruinar el espíritu —dijo Rosario.


Sonreí. Sebastian y Patricia me trataron como familia. 
Después de que mi padre me colocó en una situación peligrosa el año pasado, Sebastian decidió que necesitaba un nuevo padre —y se nominó a sí mismo. Si necesitaba ayuda con la matrícula o los libros o una aspiradora nueva, Sebastian y Patricia se aparecían en mi puerta. Ayudarme
también les dio una excusa para visitarnos a Rosario y a mí, y era obvio que disfrutaban la mayor parte de eso.


Ahora no sólo tenía al revoltoso clan Alfonso como familia, sino que también tenía a Sebastian y Patricia. Había pasado de pertenecer a nadie, a ser parte de dos familias maravillosas que eran increíblemente importantes para mí. 


Al principio, me hizo sentir ansiosa. Nunca he tenido mucho que perder antes. Pero con el tiempo, me di cuenta de que mi nueva familia no iba a ir a ninguna parte, y aprendí cuánto bien podía venir de la desgracia. 

—Lo siento. Voy a tratar de aceptar esto amablemente.


—Gracias.


—¡Gracias! —dijo Harmony, tomando su bebida de la bandeja. Firmó la cuenta y comenzó a sorber el brebaje con sabor a fruta—. ¡Estoy muy emocionada de ir a esta!


—También yo —dijo Rosario, mirando en mi dirección. 


Apenas me había perdonado por casarme sin ella. Y, honestamente, esperaba que nunca tratara de sacar el mismo movimiento conmigo. Pero el matrimonio seguía siendo un largo camino que recorrer para ella.


Ella y Valentin iban a conseguir su propio apartamento, pero ambos decidieron que a pesar de que se hallaban siempre alrededor del otro, Rosario se quedaría en Morgan, y Valentin se mudaría a Helms, el dormitorio de hombres.


Sebastian y Patricia eran los más contentos con este arreglo. Amaban a Valentin, pero estaban preocupados de que el estrés de las cuentas y los trabajos del mundo real afectaran a Valentin y a Rosario en el enfoque de la escuela.Rosario se esforzaba,incluso en los dormitorios.


—Sólo espero no tener problemas. No me gusta la idea de estar de pie delante de toda esa gente mirándonos.


Rosario exhaló una risa. —Elvis no fue invitado, pero estoy segura de que aún así será hermosa.


—Todavía no puedo creer que Elvis estuvo en tu boda —dijo Harmony, riendo.


—No el que está muerto —dijo Carla sin expresión.


—Él no fue invitado en esta ocasión —dije, mirando a los niños tomando clases de windsurf y haciéndolo por su cuenta.


—¿Cómo fue? ¿Casarse en Las Vegas? —preguntó Harmony. 

—Fue... —dije, pensando en el momento en que nos fuimos, casi exactamente un año atrás—, estresante y aterrador. 
Estaba preocupada. Lloré. Fue bastante perfecto.


La expresión de Harmony era una combinación de disgusto y sorpresa. — Así suena.

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