TRILOGIA:LA PRIMER PARTE CONTADA POR PAULA,LA SEGUNDA POR PEDRO Y LA TERCERA EN UN MOMENTO ESPECIFICO DE SUS VIDAS
lunes, 2 de junio de 2014
CAPITULO 216
Paula estacionó lentamente en un espacio vacío del estacionamiento,chequeando cuidadosamente cada lado.
Ella había escogido un nuevo Toyota Camry plateado un día antes, y las pocas veces que pude lograr que se pusiera tras el volante, condujo como si estuviera secretamente tomando prestado el Lamborghini de alguien.
Después de dos paradas, finalmente puso el coche en reversa y apagó el motor.
—Vamos a tener que obtener una etiqueta para el estacionamiento —dijo comprobando el espacio de su lado nuevamente.
—Sí Paloma, me ocuparé de eso —le dije por cuarta vez.
Me preguntaba si debí esperar una semana más o menos antes de añadir el estrés de un nuevo carro. Los dos sabíamos que al final del día se extendería por toda la escuela el rumor de nuestro matrimonio, junto con algún chisme o dos. A propósito, Paula se puso unos jeans y un suéter ajustados para ahorrarse la inevitable pregunta de si estaba embarazada. Podíamos habernos casado, pero los
niños era un nivel completamente nuevo y los dos estábamos dispuestos a esperar.
Algunas gotas cayeron del cielo gris mientras caminábamos hacia nuestras clases a través del campus, me puse mi gorra roja y Paula abrió su paraguas. Los dos nos quedamos viendo la residencia de Keaton mientras pasábamos, notando la cinta amarilla y los ennegrecidos ladrillos alrededor de cada ventana. Paula agarró mi abrigo y la abracé, tratando de no pensar en lo que había sucedido.
Valentin había escuchado que Agustin había sido detenido.
No le había dicho nada a Paula, por miedo a ser el siguiente y que eso le causara preocupación.
Una parte de mí pensaba que las noticias del incendio mantendrían alejada la atención no deseada del anillo en el dedo de Paula, pero sabía que la noticia acerca de nuestro matrimonio sería una distracción bienvenida para la cruda
realidad de la pérdida de compañeros, de esa manera tan horrible.
Como esperaba, cuando llegamos a la cafetería mis compañeros de fraternidad y el equipo de futbol nos felicitaron por nuestra boda y nuestro inminente hijo.
—No estoy embarazada —dijo Paula sacudiendo la cabeza.
—Pero… ustedes estan casados ¿cierto? —dijo Lorena dudosa.
—Sí —contestó simplemente Paula.
Lorena levantó una ceja. —Supongo que averiguaremos la verdad muy pronto.
Giré mi cabeza hacia un lado. —Supera eso Lorena.
Me ignoró. —Supongo que se enteraron acerca del incendio.
—Sólo un poco —dijo Paula claramente incómoda.
—Escuché que algunos estudiantes estaban teniendo una fiesta ahí abajo,que habían sido furtivas durante todo el año.
—¿Es así? —le pregunté. Por el rabillo del ojo, pude ver a Paula mirándome, pero traté de no verme demasiado aliviado. Si eso era cierto, estaría fuera de problemas.
El resto del día lo pasamos o siendo observados, o felicitados. Por primera vez, no fui detenido entre clases por diferentes chicas queriendo saber cuáles eran mis planes para el fin de semana. Sólo me miraban mientras caminaba, vacilantes de acercarse al esposo de alguien más. Eso realmente fue agradable.
Mi día iba bastante bien, me preguntaba si Paula podía decir lo mismo.
Incluso mi profesora de psicología me ofreció una pequeña sonrisa y un asentimiento cuando me preguntó sobre si el rumor era cierto.
Después de nuestra última clase, me encontré con Paula en el Camry y metí nuestras mochilas en el asiento trasero. —¿Fue tan malo como te lo imaginabas?
—Sí —dijo suspirando.
—Supongo que hoy no sería un buen día para ir a visitar a mi papá, entonces, ¿eh?
—No, pero sería lo mejor. Tienes razón, no quiero que se entere por alguien más.
Su respuesta me sorprendió, pero no la cuestioné. Paula trató de convencerme de que manejara, pero me negué, insistiendo que tenía que sentirse cómoda frente al volante.
El viaje desde la escuela hacia la casa de mi padre no fue largo, pero hubiera sido más corto si yo hubiera manejado. Paula obedeció todas las leyes de tránsito,sobre todo porque estaba nerviosa acerca de verse involucrada en algún accidente y entregar a un oficial los documentos falsos.
Nuestro pequeño pueblo parecía diferente mientras pasaba por ahí, o tal vez yo no era el mismo. No estaba seguro si ser un hombre casado me hacía sentir un poco más relajado, o si por fin me había asentado en mi piel. Estaba en una situación donde no tenía que probarme a mí mismo porque la persona que me aceptó completamente, mi mejor amiga, era parte permanente en mi vida.
Parecía como si hubiera terminado una misión, superando un obstáculo.
Pensé en mi madre, y las palabras que me dijo, hacía casi toda una vida. Fue entonces cuando hice click. Me había pedido que no me conformara, que peleara por la persona que amaba, y por primera vez hice lo que esperaba de mí.
Finalmente había vivido como ella quería que lo hiciera.
Tomé una respiración profunda y dejé que mi mano descansara sobre la rodilla de Paula.
—¿Qué es? —me preguntó.
—¿Qué es qué?
—La mirada en tu rostro.
Sus ojos se movieron entre mí y la carretera, extremadamente curiosa. Me imaginé que era una nueva expresión, pero no podía explicar que era lo que me hacía hacer sentir así.
—Sólo estoy feliz, nena.
Medio tarareando, medio riendo dijo—: Yo también.
Admitía que estaba un poco nervioso por decirle a papá acerca de nuestra escapada a las Vegas, no porque se enojara, pero las mariposas en mi estómago revoloteaban más rápido y fuerte con cada cuadra que nos encontrábamos más cerca de llegar a la casa de papá.
Paula se detuvo en el camino de grava empapada por la lluvia, y se paró junto a la casa.
—¿Qué crees que va a decir? —me preguntó.
—No lo sé, pero va a estar feliz. Eso lo sé.
Apreté sus dedos entre los míos. —Lo sé.
Antes de que pudiéramos llegar a la puerta de la casa, papá salió al porche.
—Bueno, hola chicos —dijo sonriendo. Las esquinas de sus ojos se arrugaron mientras que sus mejillas hacían subir las bolsas bajo sus ojos—. No estaba seguro de quién estaba aquí afuera. ¿Conseguiste un nuevo carro, Paula? Es bonito.
—Hola, Horacio —sonrío Paula—Pedro me lo regaló.
—Es nuestro —dije quitándome la gorra—. Pensé que sería lo mejor.
—Estoy feliz de que lo hicieran… feliz de que lo hicieras. Esta lloviendo bastante, supongo.
—Supongo —dije. Mis nervios bloquearon cualquier habilidad que tuviera para hacer una pequeña charla. Lo que pensaba que eran nervios, realmente era emoción por compartir la noticia con mi padre.
Papá sabía que algo andaba mal. —¿Tuvieron unas buenas vacaciones de primavera?
—Fueron… interesantes —contestó Paula.
—Oh.
—Hicimos un viaje papá, nos escapamos unos días a Las Vegas, y decidimos eh… decidimos casarnos.
Papá hizo una pausa por unos segundos, y luego sus ojos buscaron la mano derecha de Paula. Cuando encontró la validación que buscaba, miró a Paula y luego a mí.
—¿Papá? —dije sorprendido por la expresión en blanco de su rostro.
Los ojos de mi padre brillaron un poco y luego las comisuras de sus labios lentamente se levantaron. Extendió sus brazos y nos abrazó a ambos con ellos.
Sonriendo, Paula me miró. Le guiñé un ojo.
—Me pregunto qué diría mamá si estuviera aquí —dije.
Papá dio un paso atrás con los ojos húmedos por lágrimas de felicidad. —Diría que lo hiciste bien, hijo. —Miró a Paula—Te diría gracias por traer de vuelta al hijo que dejó cuando se fue.
—No sé nada acerca de eso —dijo Paula, secándose los ojos. Era claro que estaba abrumada por los comentarios de papá.
Él nos abrazó de nuevo, riendo y apretándonos al mismo tiempo. —¿Quieres apostar?
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buenísimo,seguí subiendo!!!
ResponderEliminarQ hermosos capítulos! Se viene la vida de casados!!! :)
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