lunes, 26 de mayo de 2014

CAPITULO 192



Benny estalló en una carcajada ruidosa. —Tengo que admitirlo, hijo. Tienes las bolas más grandes que cualquier persona que ha atravesado esas puertas. Te prepararé para lo que estás punto de enfrentar. El chico grande de la derecha es David, y si no puede liquidarte con sus puños, va a usar el cuchillo que tiene en su funda. El hombre de la izquierda es Dane, y es mi mejor luchador. Tiene una pelea mañana, sólo para que sepas, nunca pierde. Te importaría si no lastimas tus manos, Dane, tengo un montón de dinero en ti.


Dane me sonrió con ojos salvajes y divertidos. —Sí, señor.


—¡Benny, para! ¡Puedo conseguirte el dinero! —gritó Paula.


—Oh no… esto se va a poner bastante interesante. —Benny se echó a reír,recostándose en su asiento.


David corrió hacia mí. Era torpe y lento, y antes de que tuviera la oportunidad de alcanzar su cuchillo, lo incapacité, empujando su nariz hacia abajo en mi rodilla. Entonces le di dos golpes en su miserable rostro. Sabiendo que esto no era una pelea de sótano, y que estaba luchando para sacarnos a Paula y a mí con vida, puse todo lo que tenía en cada golpe. Se sentía bien, como si todos los trozos de ira reprimida dentro de mí finalmente se les permitían una salida. Dos golpesmás y un codo más tarde, David estaba tumbado en el suelo en un charco de sangre.


La cabeza de Benny se echó hacia atrás, riendo histéricamente y golpeando el escritorio con el deleite de un niño viendo dibujos animados los sábados por la mañana. —Muy bien, ve por él, Dane. No te asustó, ¿cierto?


Dane se acercó a mí con más cuidado, con el enfoque y la precisión de un luchador profesional. Su puño voló a mi cara, pero me hice a un lado, embistiendo mi hombro con él en toda mi fuerza. Tropezamos atrás juntos, y caímos sobre el escritorio de Benny.


Dane me agarró con sus dos brazos, arrojándome al suelo. Él era más rápido de lo que había anticipado, pero no lo suficiente rápido. Nos enfrentamos en el suelo por un momento mientras ganaba tiempo consiguiendo un buen agarre, pero Dane ganó terreno, colocándose para poner un par de golpes sobre mí mientras estaba atrapado debajo de él en el suelo.



Agarré los testículos de Dane y los retorcí. Le sorprendió y gritó, deteniéndose el tiempo suficiente para obtener ventaja. Me arrodillé sobre él,agarrándolo por su largo pelo, golpeándolo puño tras puño en un lado de su cabeza. La cara de Dane se estrelló contra la parte delantera del escritorio de Benny con cada golpe, y luego se puso de pie, desorientado y sangrando.


Lo miré por un momento, y luego volví a atacar, dejando a mi rabia fluir a través de mí con cada golpe. Dane se escabulló una vez y aterrizó sus nudillos en mi mandíbula.


Pudo haber sido un luchador, pero Mateo golpeaba mucho más duro que él. Esto iba a ser su pastel.


Sonreí y levanté mi dedo índice. —Esa fue tu oportunidad.


La risa desenfrenada de Benny llenó la habitación mientras terminaba con su matón. Mi codo aterrizó en el centro de la cara de Dane, dejándolo inconsciente antes de caer al suelo.


—¡Eres asombroso! ¡Simplemente asombroso! —dijo Benny, aplaudiendo con alegría.


Inmediatamente agarré a Paula, tirando de ella detrás de mí cuando Josiah atravesó la puerta con su cuerpo masivo.


—¿Debería encargarme de esto, señor? —preguntó Josiah. Su voz era profunda pero inocente, como si él sólo estaba haciendo el único trabajo en el que era bueno, y no verdaderamente el deseo de hacer daño a ninguno de nosotros.

—¡No! No, no… —dijo Benny, todavía aturdido por la improvisada actuación—. ¿Cuál es tu nombre?


—Pedro Alfonso —dije entre jadeos. Me limpié la sangre de Dane y de David de mis manos y en mis jeans.


—Pedro Alfonso, creo que puedes ayudar a que tu pequeña novia se salga de éste problema.


—¿Cómo? —resoplé.


—Se suponía que Dane pelearía mañana en la noche. Tenía un montón de dinero en él, pero parece que Dane no estará en forma para ganar la pelea. Te sugiero que tomes su lugar, haz un fajo de billetes para mí y perdonaré los cinco mil dólares faltantes de la deuda de Ruben.


Me volví hacia Paula —¿Paloma?


—¿Estás bien? —me preguntó, limpiando la sangre de mi cara. Mordió su labio, su cara arrugándose alrededor de su boca. Sus ojos se llenaron de lágrimas.


—No es mi sangre, bebé. No llores.


Benny se puso de pie. —Soy un hombre ocupado, hijo. ¿Estás dentro o no?


—Lo haré —dije—. Dime cuándo y dónde y estaré ahí.


—Estarás peleando contra Brock McMann. No es un oponente fácil. Fue excluido de la UFC el año pasado.


Conocía su nombre. —Sólo dime dónde tengo que estar.


Benny me dio la información, luego la sonrisa de tiburón se dibujó en su rostro. —Me gustas, Pedro Alfonso. Creo que seremos buenos amigos


—Lo dudo —dije. Abrí la puerta para Paula y sostuve una postura protectora a su lado hasta que llegamos a la puerta principal.


—¡Jesucristo! —gritó Rosario al ver la sangre salpicada cubriendo mi ropa—. ¿Están bien? —Agarró los hombros de Paula y examinó su rostro.


—Estoy bien. Tan sólo otro día en la oficina. Para ambos —dijo Paula,secándose los ojos.


Con su mano en la mía, nos dirigimos al hotel, con Valentiny Rosario siguiéndonos.


La única persona que parecía darse cuenta de mi ropa manchada de sangre fue el chico en el ascensor.


Una vez que todos estábamos de vuelta en mi habitación y de Paula, me desnudé y me metí en el baño para lavar la corrupción de mí.


—¿Qué diablos pasó ahí? —preguntó finalmente Valentin.


Podía oír sus voces susurrantes mientras estaba bajo el agua, recordando la última hora. Tan difícil como fue ver a Paula estar tan cerca del verdadero peligro, se sentía jodidamente increíble atacar a los dos matones de Benny, David y Dane.


Era como la mejor droga que existe.


Me pregunté si se habían levantado, o si Benny acababa de arrastrarlos fuera y los había dejado en un callejón.
Una extraña calma se apoderó de mí. Aporrear a los hombres de Benny era una salida para cada parte de ira y la frustración que había acumulado a lo largo de los años, y ahora casi me sentí normal.


—¡Lo voy a matar! Voy a matar a ese hijo de perra —gritó Rosario.


Cerré la ducha y até una toalla a mi cintura.


—Uno de los chicos que eliminé tenía una pelea mañana en la noche —dije a Valentin—. Tomaré su lugar y en recompensa Benny perdonará los últimos cinco mil dólares que Ruben debe.


Rosario se puso de pie. —¡Esto es ridículo! ¿Por qué estamos ayudando a Ruben, Paula? ¡Te lanzó directo a los lobos! ¡Lo voy a matar!


—No si yo lo mato primero. —Ardía de rabia.


—Tranquilízate —dijo Paula.


Valentin se movió nerviosamente. —¿Entonces pelearás mañana?


Asentí una vez. —En un lugar llamado Zero. A las seis en punto. Es Brock McMann, Valen.


Valentin negó con la cabeza. —De ninguna manera. De ninguna jodida manera,Pepe. ¡El tipo es un maniático!


—Sí —dije—, pero él no está peleando por su chica ¿cierto? —Tomé a Paula en mis brazos, besando la cima de su cabello. Todavía estaba temblando—. ¿Estás bien, Paloma?


—Esto está mal. Esto está mal en muchos niveles. No sé con quién de ustedes debo hablar primero para dejar esto.


—¿Me viste esta noche? Voy a estar bien. He visto a Brock pelear antes. Es fuerte, pero no invencible.


—No quiero que hagas esto, Pepe.


—Bueno, no quiero que vayas a cenar con tu ex novio mañana en la noche.
Supongo que ambos tenemos que hacer algo que no queremos para salvar al bueno para nada de tu padre.

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