domingo, 27 de abril de 2014

CAPITULO 96




Intentamos seguir con nuestra conversación, pero resultaba evidente que era forzada e incómoda. La camarera estuvo un buen rato en la mesa de Pedro pasándose los dedos por el pelo y cambiando el peso de su cuerpo de un pie a otro.

Finalmente, se acordó de tomarnos nota de lo que queríamos comer cuando Pedro respondió a su móvil.

—Tomaré los tortellini —dijo Adrian, mirándome.

—Y yo… —Alargué la última palabra, distraída porque Pedro  y Valentin se habían levantado.

Pedro siguió a Valentin a la puerta, pero vaciló, se detuvo y se dio media vuelta. Cuando vio que lo miraba, vino directamente hacia nuestra mesa. La camarera esbozó una sonrisa de esperanza, como si creyera que iba a despedirse.
Sus ilusiones se frustraron rápidamente cuando Pedro se puso a mi lado sin apenas parpadear en su dirección.

—Tengo una pelea dentro de cuarenta y cinco minutos, Paloma. Quiero que vengas.

—Pepe…

Su gesto era contenido, pero podía ver la tensión de alrededor de sus ojos.No estaba segura de si no quería dejar mi cena con Adrian al destino, o si realmente deseaba que fuera con él. En cualquier caso, había tomado mi decisión un segundo después de que me lo pidiera.

—Necesito que estés allí. Es la revancha con Alberto Hoffman, el chico de State. Habrá mucha gente y montones de dinero en juego… y Agustin dice que Alberto ha estado entrenándose.

—Ya has peleado antes con él, Pedro , sabes que es una victoria fácil.

—Pau —dijo Adrian con calma.

—Te necesito allí —insistió Pedro ; su confianza parecía tambalearse.

Miré a Adrian con una sonrisa de disculpa.

—Lo siento.

—¿Lo dices en serio? —dijo él, enarcando las cejas—. ¿Te vas en medio de la cena?

—Todavía puedes llamar a Omar, ¿verdad? —pregunté mientras me levantaba.

Las comisuras de la boca de Pedro se elevaron mínimamente mientras dejaba un billete de veinte en la mesa.

—Con esto debería bastar.

—No me importa el dinero…Pau…

Me encogí de hombros.

—Es mi mejor amigo, Adrian. Si me necesita allí, tengo que ir.

Sentí la mano de Pedro cerrarse en torno a la mía mientras me guiaba fuera del restaurante. Adrian me observaba con una mirada de estupefacción. Valentin ya estaba al teléfono en su Charger, avisando a todo el mundo. Pedro se sentó en la parte de atrás conmigo, sujetándome la mano con firmeza.

—Acabo de hablar con Agustin, Pepe. Me ha dicho que los chicos de State se han presentado borrachos y con los bolsillos llenos de dinero. Ya están cabreados,así que tal vez sea buena idea mantener a Pau lejos del follón.

Pedro asintió.

—Sí, no la pierdas de vista.

—¿Dónde está Rosario? —pregunté.

—Estudiando para su examen de Física.

—Es un buen laboratorio —dijo Pedro.

Solté una carcajada y eché una mirada a Pedro , que sonreía abiertamente.

—¿Cuándo has visto el laboratorio? No has hecho Física —dijo Valentin.

Pedro se rio y yo le di un pequeño codazo. Apretó los labios hasta que la necesidad de reír pasó y me guiñó un ojo, apretándome la mano una vez más, entrelazando los dedos con los míos, y oí que un pequeño suspiro se le escapaba de los labios. Sabía en qué pensaba, porque yo me sentía igual. Durante ese rato, fue como si nada hubiera cambiado.

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