TRILOGIA:LA PRIMER PARTE CONTADA POR PAULA,LA SEGUNDA POR PEDRO Y LA TERCERA EN UN MOMENTO ESPECIFICO DE SUS VIDAS
sábado, 12 de abril de 2014
CAPITULO 48
Meneó la cabeza y encendió el motor, en dirección a la calle. Conducía con
una lentitud extraña para ser él, deteniéndose en todos los semáforos en ámbar y
cogiendo el camino largo al campus.
Cuando aparcamos delante de la entrada de Morgan Hall, me invadió la
misma tristeza que sentí la noche que me fui del apartamento. Tanta emotividad
era ridícula, pero, cada vez que hacía algo para alejarlo, me aterrorizaba que
pudiera funcionar.
Me acompañó hasta la puerta y saqué mi llave, evitando sus ojos. Mientras
maniobraba torpemente con el metal, noté de repente su mano en la barbilla y su
pulgar acariciándome suavemente los labios.
—¿Te ha besado? —me preguntó.
Me aparté, sorprendida al ver que sus dedos parecían producirme una
sensación abrasadora que me quemaba todos los nervios desde la cabeza a los
dedos de los pies.
—Realmente se te da bien fastidiar una noche perfecta, ¿verdad?
—Así que te ha parecido perfecta, ¿eh? ¿Te lo has pasado bien entonces?
—Siempre me lo paso bien cuando estoy contigo.
Bajó la mirada al suelo y arqueó ambas cejas a la vez.
—¿Te ha besado?
—Sí —suspiré, irritada. Cerró los ojos con fuerza.
—¿Eso fue todo?
—Eso no es asunto tuyo —dije, abriendo la puerta de par en par. Pedro la
cerró y se interpuso en mi camino con una expresión de disculpa.
—Necesito saberlo.
—¡No, en absoluto! ¡Apártate, Pedro!
—Paloma…
—¿Crees que, como ya no soy virgen, me voy a tirar a cualquiera? ¡Gracias!
—dije, empujándolo.
—No he dicho eso, joder. ¿Es mucho pedir un poco de tranquilidad mental?
—¿Y por qué te dejaría más tranquilo saber si me estoy acostando con
Adrian?
—¿Cómo puedes no saberlo? ¡Es obvio para cualquiera menos para ti!
—dijo, exasperado.
—Supongo que lo que pasa simplemente es que soy idiota. Estás sembrado
esta noche, Pepe —dije, alargando el brazo para coger el pomo de la puerta.
Me cogió por los hombros.
—Lo que siento por ti… es una locura.
—En lo de la locura no te equivocas —le espeté, apartándome de él.
—He venido todo el camino hasta aquí en la moto practicando mentalmente
lo que iba a decirte, así que escúchame —dijo él.
—Pedro…
—Sé que lo nuestro está jodido, ¿vale? Yo soy impulsivo, tengo mal carácter
y tú me calas más hondo que cualquiera. Actúas como si me odiaras y al minuto
siguiente me necesitaras. Nunca hago nada bien, y no te merezco…, pero estoy
jodidamente enamorado de ti, Pau. Te quiero más de lo que he querido a nadie o
a nada jamás. Cuando estoy contigo no necesito beber, ni dinero, ni pelear, ni los
líos de una noche…, solo te necesito a ti. No pienso en nada más. No sueño con
nada más. Eres todo lo que quiero.
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