TRILOGIA:LA PRIMER PARTE CONTADA POR PAULA,LA SEGUNDA POR PEDRO Y LA TERCERA EN UN MOMENTO ESPECIFICO DE SUS VIDAS
sábado, 10 de mayo de 2014
CAPITULO 139
Las chicas terminaron de prepararse y se fueron temprano para su clase de las ocho. Valentin volvió a ocuparse de los platos, feliz de por fin haberse salido con la suya.
—Amigo, gracias. Creía que Rosario no iría.
—¿Qué demonios? ¿Intentaban emparejar a Paloma con alguien?
—No. Quiero decir, Rosario podría hacerlo. No lo sé. ¿Qué importa?
—Importa.
—¿Si?
—Simplemente no… no hagan eso, ¿esta bien? No quiero verla besandose en un rincón oscuro con Adrian Hayes.
Valentin asintió, frotando los restos de huevo del sartén. —O con cualquier otra persona.
—¿Y?
—¿Cuánto tiempo crees que esto permanecerá así?
Fruncí el ceño. —No lo sé. Tanto como pueda. Simplemente no me presiones.
—Pedro, ¿la quieres o no? Hacer todo lo posible para impedir que salga con otra persona cuando ni siquiera estás con ella, eso es una forma un poco idiota de actuar.
—Sólo somos amigos.
Valentin me dirigió una sonrisa dudosa. —Los amigos hablan de un polvo de fin de semana. De algún modo, no veo que eso pueda suceder entre ustedes.
—No, pero eso no significa que no podamos ser amigos.
Las cejas de Valentin se alzaron con incredulidad. —En cierto modo, sí, hermano.
No se equivocaba. Simplemente yo no quería admitirlo. —Es sólo que… —Hice una pausa, observando la expresión de Valentin. De todas las personas, él sería el último que me juzgaría, pero me hacía sentir débil admitir lo que había estado pensando y cómo frecuentemente pensamientos sobre Paula cruzaban mi mente. Valentin lo entendería, pero eso no me hacía sentir mejor para decirlo en voz alta—. Hay algo en ella que necesito. Eso es todo. ¿Es extraño que piense que es fantástica como el infierno y que no quiera compartirla?
—No puedes compartirla si no es tuya.
—¿Qué sé acerca de tener citas, Valen? Tú. Tú y tus retorcidas y necesitadas relaciones. Si ella conoce a alguien más y empiezan a salir, la perderé.
—Entonces, sal con ella.
Negué con la cabeza. —Todavía no estoy listo.
—¿Y eso por qué? ¿Tienes miedo? —preguntó Valentin, arrojándome el trapo a la cara. Cayó al suelo y me incliné para recogerlo. La tela retorcida y estirada en mis manos mientras la retorcía de un lado a otro.
—Ella es diferente, Valentin. Es buena.
—¿Qué estás esperando?
Me encogí de hombros. —Sólo una razón más, supongo.
Valentin hizo una mueca de desaprobación y luego se agachó para encender el lavavajillas. Una mezcla de sonidos mecánicos y líquidos llenó la habitación y
Valentin se fue a su habitación. —Se acerca su cumpleaños, ya sabes. Ro quiere que organicemos algo juntos.
—¿El cumpleaños de Pau?
—Sí. En poco más de una semana.
—Bueno, tenemos que hacer algo. ¿Sabes qué le gusta? ¿Tiene Rosario algo en mente? Supongo que mejor le compro algo. ¿Qué demonios le compro?
Valentin sonrió mientras cerraba la puerta de su habitación.
—Te las arreglarás. Las clases empiezan en cinco minutos. ¿Vendrás en mi coche?
—Nah. Voy a ver si puedo conseguir llevar a Paula en la parte trasera de mi moto. Es lo más cerca que puedo estar dentro de sus muslos.
Valentin se rió y luego cerró la puerta detrás de él.
Me dirigí a mi habitación y me puse un par de vaqueros y una camiseta.Cartera, llaves, teléfono. No podía imaginar ser una chica. La rutina de mierda por la que tenían que pasar sólo para salir por la puerta consumía la mitad de sus vidas.
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