TRILOGIA:LA PRIMER PARTE CONTADA POR PAULA,LA SEGUNDA POR PEDRO Y LA TERCERA EN UN MOMENTO ESPECIFICO DE SUS VIDAS
jueves, 17 de abril de 2014
CAPITULO 65
Apartó el vendaje y yo ahogué un grito al ver el simple tatuaje negro sobre la parte interior de su muñeca; la piel de alrededor todavía estaba roja y brillante por el antibiótico que se había untado. Sacudí la cabeza sin poder creer la palabra que estaba leyendo.
Paloma
—¿Te gusta? —me preguntó.
—¿Te has tatuado mi nombre en la muñeca? —dije esas palabras, pero no reconocía mi propia voz. Mi mente se dispersó en múltiples ideas, y aun así conseguí hablar con un tono de voz tranquilo y homogéneo.
—Sí.
Me besó en la muñeca mientras yo no dejaba de mirar la tinta permanente en su piel, sin creer lo que veían mis ojos.
—Intenté disuadirlo, Pau. Lleva bastante tiempo sin cometer ninguna locura. Creo que tenía mono —dijo Valentin, sacudiendo la cabeza.
—¿Qué te parece? —me apremió Pedro.
—No sé qué pensar —dije.
—Deberías habérselo preguntado primero, Pepe—dijo Rosario, meneando la cabeza y tapándose la boca con los dedos.
—¿Preguntarle qué? ¿Si podía hacerme un tatuaje? —Se volvió hacia mí con el ceño fruncido—. Te amo y quiero que todo el mundo sepa que soy tuyo.
Me moví inquieta.
—Eso es permanente, Pedro.
—Y también lo nuestro —dijo él, acariciándome la mejilla.
—Enséñale el resto —dijo Valentin.
—¿El resto? —dije, mirándole la otra muñeca.
Pedro se levantó y se subió la camiseta, dejando al descubierto sus impresionantes abdominales, que se estiraban y tensaban con el movimiento.
Pedro se dio la vuelta y en el costado tenía otro tatuaje reciente que se extendía por las costillas.
—¿Qué es eso? —pregunté, entrecerrando los ojos para mirar los símbolos verticales.
—Es hebreo —dijo Pedro con una sonrisa nerviosa.
—¿Qué significa?
—Pone: «Pertenezco a mi amada, y mi amada a mí».
Mis ojos se clavaron en los suyos.
—¿No te bastaba con un tatuaje, sino que has tenido que hacerte dos?
—Es algo que siempre dije que haría cuando conociera a la Chica adecuada.Te he conocido…, así que fui a hacerme los tatuajes.
Su sonrisa desapareció cuando vio la expresión de mi cara.
—Estás cabreada, ¿no? —dijo él, mientras se bajaba la camiseta.
—No estoy enfadada. Es que… es un poco abrumador.
Valentin acercó a Rosario y la estrechó con un brazo.
—Será mejor que te acostumbres ya,Pau. Pedro es impulsivo y va hasta el final con todo. Esto le ayudará a sobrevivir hasta que pueda ponerte un anillo en el
dedo.
Rosario enarcó las cejas, me miró a mí y luego a Valentin.
—Pero ¿qué dices? ¡Si acaban de empezar a salir!
—Me…, me parece que necesito una copa —dije, de camino a la cocina.
Pedro se rio, mientras me observaba rebuscar en los armarios.
—Está de broma, Paloma.
—¿Ah, sí? —preguntó Valentin.
—No hablaba de ningún momento próximo—dijo Pedro, intentando quitar hierro a la situación. Se volvió hacia Valentin y farfulló—: Muchas gracias, capullo.
—Quizá ahora dejes de hablar de eso —dijo burlón Valentin.
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